Estamos comprometidos en impulsar y consolidar una adecuada Educación Sexual Integral tanto en nuestra país como en el resto del continente.
Para ello encontrarás en este sitio, talleres, información y cursos para trabajar con estudiantes de todos los niveles en la escuela y también material para trabajar desde las familias educación sexual integral con un enfoque comprensivo y reflexivo.
Según UNESCO (2019) un programa de Educación Integral en Sexualidad (EIS) debe ser científicamente precisa, gradual, adecuada a cada edad y etapa del desarrollo, y estar basada en un currículo oficial. Además, debe considerar la dimensión sexual como una vivencia integral de los sujetos humanos, y, por tanto, cruzada en un enfoque de derechos humanos y de igualdad de género. En consecuencia, un programa de EIS debe estar diseñado para proporcionar a los/as estudiantes la información adecuada sobre la expresión de la sexualidad, la salud sexual y reproductiva, los derechos humanos y la igualdad de género. Además, debe abordar temas como la violencia de género, los comportamientos sexuales ligados al uso de los genitales, el abuso sexual y la prevención de posibles prácticas nocivas.
Finalmente, debe considerar un trabajo a lo largo del tiempo durante toda la educación formal, y no solamente en una lección o intervención única o esporádica, con el fin de empoderar a los/as estudiantes y mejorar sus aptitudes analíticas y de comunicación para nutrir la salud y el bienestar en términos generales.
Se deben considerar contenidos que vayan de acuerdo a la edad y al desarrollo evolutivo de cada estudiante, haciéndose cargo de las dudas e inquietudes que vayan presentando, siempre desde una mirada reflexiva, favoreciendo el pensamiento crítico y en coherencia con el proyecto educativo del establecimiento.
La Unesco (2010) establece ocho conceptos claves para la educación en sexualidad que se deben tener en cuenta en el curriculum escolar, según la edad de los estudiantes.
Para niños y niñas de 5 a 8 años, se enfatiza en la enseñanza de habilidades básicas para la comunicación, la toma de decisiones y la resolución de conflictos.
En el grupo de edad de 9 a 12 años, se incluye información sobre el desarrollo de la pubertad, la diversidad de género, la prevención del abuso sexual y la promoción de relaciones saludables y de igualdad de género.
Para los estudiantes de 12 a 15 años, se aborda la educación en sexualidad de una manera más amplia, que incluye temas como la anticoncepción, la prevención de ITS y el VIH, y la prevención de la violencia de género. También se incluye información sobre la identidad sexual, la orientación sexual y la diversidad sexual.
Finalmente, para los estudiantes de 15 a 18 años, se enfatiza en la responsabilidad y en la toma de decisiones en el ámbito sexual, se proporciona información detallada sobre el VIH y las ITS, y se incluye la promoción del sexo seguro y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.
Desde el año 2011, Chile cuenta con la ley 20.418, que establece el derecho de toda persona a recibir educación, información y orientación en materia de fertilidad, sexualidad y afectividad, siendo obligatoria su implementación desde la educación media. La ley también tiene como objetivo prevenir el embarazo adolescente.
Por otro lado, la Ley General de Educación de Chile (LGE), en su artículo 16, establece que la educación sexual debe ser parte de la formación integral de los estudiantes y ser impartida por los establecimientos educacionales, en conjunto con los padres y apoderados. Además, se establece que esta educación debe ser integral, científica y respetar los valores y convicciones de cada persona.
En 2018, se publicó la Ley de Identidad de Género, que reconoce el derecho a la rectificación de sexo y nombre registral en personas trans a partir de los 14 años y establece principios de no patologización, no discriminación, confidencialidad, dignidad en el trato, interés superior del niño y autonomía progresiva.
En 2022, se estableció la circular 812, conocida como “circular Trans”, que garantiza el derecho a la identidad de género de niños, niñas y adolescentes en el ámbito escolar. También se estableció la obligatoriedad estatal de garantizar una educación sexual y afectiva integral en los establecimientos educativos y promover ambientes libres de violencia, maltrato y bullying. Además, se propone una supervisión directa de los padres/cuidadores en la educación sexual.
La educación no sexista se refiere a un enfoque pedagógico y curricular que busca eliminar los estereotipos, roles, normas y expectativas de género que tradicionalmente han limitado las oportunidades y el desarrollo de las personas según su sexo.
La educación no sexista es un componente crucial para construir sociedades más equitativas y justas, donde el género de una persona no determina sus oportunidades de vida ni la manera en que se le valora y trata. Implementar este tipo de educación implica un cambio significativo tanto en las políticas educativas como en las prácticas pedagógicas dentro de las aulas.
Los padres/madres son los primeros educadores sexuales de sus hijos/as, transmitiendo valores, actitudes y nociones sobre comportamientos adecuados/inadecuados, y, por tanto, son artífices de la conciencia moral de sus hijos/as. Su rol es generar un marco de confianza y ofrecer explicaciones adecuadas a la edad de los hijos/as para adquirir conocimiento y respeto por el propio cuerpo y límites de conducta. Según algunos estudios, la participación de los padres/madres en programas formales de educación sexual en la escuela puede generar cambios en los comportamientos eróticos de los/as jóvenes.
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